En los últimos tiempos se están experimentando movimientos sin precedentes en la historia del Autocaravanismo Español. La creación de nuevos clubes ha ido en aumento y, especialmente desde el año 2007, se ha concretado con la creación de una nueva Federación de Clubes Autocaravanistas.
Sin embargo, aún reconociendo que no hay nada que alegar con respecto a lo anterior, lo que sí importa son los motivos que nos han conducido hasta aquí; nos lleva, como mínimo, a ciertas conclusiones dignas de mención y que, siendo rigurosos, en cierta medida provocaron o incitaron a que estos hechos, con más que probable y justificada razón, se produjesen.
Por neutralidad, como es menester en estos casos, podemos añadir que estos cambios no son fortuitos, existe una razón plausible que, probablemente, es bien conocida por todos los autocaravanistas y entidades del mundo del camping.
Nadie puede afirmar que los clubes campistas hayan realizado su labor en el apartado autocaravanista -dicho sin ninguna acritud y con ánimo constructivo-, más bien todo lo contrario, se ha hecho poco y, en la mayoría de los casos, podríamos calificarlo de insignificante. La prueba gráfica es que en España sólo un club ha hecho sus deberes -sí, sólo uno- que por razones obvias no mencionaremos aquí.
Si lo analizamos objetivamente cualquiera puede comprender que la autocaravana está construida para un uso distinto, ni mejor ni peor, de otros medios de camping. Es evidente que cada uno de ellos tiene su uso. La consecuencia lógica se deriva, en definitiva, en que tanto las entidades campistas pasadas y presentes, por mucho que se diga, no han tenido la capacidad suficiente para propiciar que el Autocaravanismo se quede en los clubes tradicionales. Está claro que más que buenas palabras se necesitaban acciones concretas.
¿Qué puede hacer el autocaravanista ante esta perspectiva? Tiene muy poca elección, está entre en la espada y la pared, no puede obtener de su vehículo la plena utilización para la cual ha sido diseñado. Es decir, para un tipo de turismo rápido y ágil, a nadie puede parecerle mal porque esto forma parte de las típicas salidas autocaravanistas.
Un obstáculo importante es la especie de monomanía ‒con todos los respetos y si se permite la expresión‒ de los directivos y asociados de algunos clubes que creen que con la formación de una sección autocaravanista, dentro de su entidad, pueden incurrir en "Pecado Capital".
No existe un motivo real para creer que los autocaravanistas asociados a un club tradicional sólo pueden participar en eventos de acampadas y exclusivamente en conjunto con otras modalidades; este es el gran fallo de la privación de elección.
Enlazando con el párrafo anterior, como es natural, todo ello no impide que las autocaravanas participen en una acampada tradicional, tal como viene sucediendo en los Rally FICC y Acampadas Nacionales, etc. Y vale la pena repetir que, si reivindicamos el campismo como tal, debemos basarnos en la esencia del camping: la libertad de elección.
En otro orden de cosas, podemos y debemos admitir que, a menudo, somos expertos en malgastar tiempo y capacidad en lo que, en principio, debería ser diálogo: las excusas, las diatribas, la aspereza con que se argumentan en algunos foros (sin ánimo de generalizar) y otros medios podrían generar ríos de tinta que, en la mayoría de los casos, sólo sirve de polémica estéril. Una gran pérdida de energía, ideas y ensañamiento personal que nada tiene que ver con la realidad ni ayudan a entender las verdaderas necesidades del Autocaravanismo.
Las entidades campistas deben comprender que estamos en un mundo de cambio y, como se puede apreciar, nada es igual que hace unos años; por lo tanto, si los autocaravanistas han de permanecer en clubes campistas -siendo esto, en mi opinión, perfectamente factible- deben crear las condiciones, tal como se hace en otros países de Europa.
Qué no se malinterprete, esto no significa ir en contra de ninguna otra modalidad de camping, significa, como se ha dicho, libertad de elección; motivo por el cual muchos escogemos esta forma de expansión. Es más, aún quedan muchos autocaravanistas que disfrutan tomando parte en las acampadas tradicionales con otras modalidades de camping: caravanas, remolques-tienda y tiendas de campaña.
Por otra parte, no es cuestión de que el Autocaravanismo nos parezca mejor o peor, el cambio es inevitable y así lo demuestran las cifras, tal como el mayor crecimiento entre todas las modalidades de camping y otras actividades turísticas. Este es el caso de Austria que ya casi iguala al número de caravanas.
La evidencia, en vista de lo que está sucediendo, es abrumadora y nadie puede negar que forma parte de las consecuencias que afectan al campismo tradicional: la resistencia a aceptar dicho cambio; no sólo para el Autocaravanismo, sino también para toda la estructura campista.
Resultado: no debemos rasgarnos las vestiduras ni extrañarnos por el desplazamiento de aquellos socios que eligen adherirse a clubes autocaravanistas, causando baja en sus clubes de siempre. Podríamos decir que esto es, desgraciadamente, haciendo un símil con una obra de Gabriel García Márquez, la "Crónica de una Muerte Anunciada".
No estamos aquí intentando poner una defensa a ultranza del Autocaravanismo, sólo se constatan los hechos. Cualquiera puede ver las estadísticas año a año: es decir, gradualmente, porque así lo avalan las cifras, el incremento de esta modalidad es muy notoria. A no muchos años vista se estima que la autocaravanas pueden, en algunos países, igualar el número de caravanas; la tendencia es clara, tanto que algunos usuarios que utilizan otras modalidades están adquiriendo estos vehículos, incluso en España.
Reflexión: ¿no sería mejor adoptar otra actitud para así poder sumar y, además, mantener a aquellos autocaravanistas que prefieren el tipo de camping que engloba todas las modalidades? Actuando desde la cordura y, sin entrar en argumentos pueriles, como no, guardando buenas relaciones con los clubes y Federacion.
Finalmente, la única ambición que debería estar por encima de todo es el buen entendimiento, la armonía y, más aún, el bien común del Autocaravanismo; por ello, conviene recordar que somos sociedades sin ánimo de lucro y nuestra actividad, aunque conlleve responsabilidad, también es lúdica.
Es innegable que las personas pasan y las buenas obras son las que perduran.
Recibid un cordial saludo
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