Desde el martes, 16 de enero de 2018, de acuerdo con la nueva normativa europea, se acabaron los costes añadidos. Los cargos que se aplicaban por pagos con tarjeta de débito o crédito eran habituales cuando se viajaba al extranjero; más aún, no existían tarifas uniformes, cada país aplicaba lo que creía conveniente.
Esto significa que tanto las compras físicas como "online" que se realicen en el espacio de la Unión Europea quedarán exentas de cargos adicionales en las transacciones que lleven a cabo los usuarios de dichas tarjetas.
Sabido es que detrás de estas prácticas existía un gran mercado negro, pues estamos hablando de un ahorro de 550 millones de euros, como mínimo, que los clientes subvencionaban con dichos recargos; tan solo por hacer el pago de sus compras con una tarjeta de crédito o de débito.
En consecuencia, dicha prohibición eliminará la siempre perjudicial economía sumergida y, por otra parte, promoverá mucho más la utilización de las tarjetas de crédito o débito. Conviene aclarar que en el futuro en todas las transacciones realizadas quedará constancia documentada del comprador y el vendedor; eso sí, el vendedor tiene la responsabilidad de declarar estas transacciones, ya que ahora son de obligado cumplimiento fiscal.
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